La rumana, con el corazón en la boca, se metió por primera vez en la final del Australian Open.
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Foto: Getty Images |
El partido tuvo muchas idas y vueltas. Halep sacaba 5-0 en el primer set, sin embargo, tuvo que quebrarle el saque a la alemana nuevamente en el noveno juego para ganarlo por 6-3. La segunda manga fue mucho más pareja y Kerber supo pegar en el momento justo para sacar 5-4.
— #AusOpen (@AustralianOpen) 25 de enero de 2018
Pero la emoción de la película no había llegado. Faltaban los pochoclos. La número uno del mundo no supo cerrar el encuentro cuando sacaba 5-3 y despilfarró dos puntos de partido. Pudieron costarle muy caro, ya que, en el 5-5, Kerber volvió a hacerse con el saque de su rival y sacó 6-5. Ahí fue cuando Halep supo hacer valer su ranking, ese que se les ha cuestionado a las últimas jugadoras que han llegado ahí y no lo han hecho valer. La rumana "a puro huevo", como se dice en Argentina, levantó un 15-40 para recuperar el quiebre.
El mal trago ya había pasado y la mejor raqueta de la actualidad supo sellar esta vez el pasaje a la final en su cuarto match point. Ya son dos partidos distintos en los que escapa de esta situación: con Lauren Davis lo hizo en la tercera ronda.
Su historial con Wozniacki es 2-4, pero quién le quita lo bailado a la rumana. Así y todo, con Kerber también estaba en desventaja.
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